jueves, 8 de julio de 2010

Penoso paralelismo por:Mandrake fuente ErnestoJustiniano.org

Penoso paralelismo

por Mandrake
Sergio P. Luís

Joaquín Morales Solá es un periodista argentino de destacada trayectoria especializado en política. Desde 1993 es columnista político del diario La Nación. Es, ahora, y un agudo crítico del régimen conyugal de los Kirchner. Su artículo “El viejo recurso de ultrajar y ofender” (La Nación, 07.07.2010) es un ejemplo de sus estupendos comentarios no exentos de rigor, cuando se trata de los disparates, los despropósitos, el autoritarismo, la corrupción y algunos otros “adornos” del oficialismo argentino. Observa en esos cónyuges, arrogancia, soberbia, petulancia y, sobre todo, una inmoral conducta al gobernar una nación.

“Los Kirchner nunca dirigieron un gobierno amable” dice Morales Solá. Inevitablemente esto lleva a las comparaciones con los estilos de otros gobernantes en nuestra región. La verdad es que ahora, cuando se habla de ultrajes y ofensas presidenciales, se piensa primero en el soez Hugo Chávez. Este sujeto tiene la boca sucia. Ignorante y autoritario, acaba de ofender al Cardenal venezolano Jorge Urosa Savino, llamándolo troglodita e indigno porque el prelado, en una entrevista en el diario opositor El Universal, afirmó, con toda razón y en uso de sus derechos, que el régimen de Chávez pretende llevar a Venezuela por el camino “de la dictadura y la ruina”, agregando que “el totalitarismo marxista permite el dominio absoluto y eso lo cuestiona la doctrina de la Iglesia”. Por supuesto que eso no es nuevo en Chávez, ya que la lista de los agraviados con sus acusaciones falsas y sus insultos, es extensísima: los presidentes Bush, Obama, Aznar, Álvaro Uribe, Alan García, el ministro de Defensa y ahora presidente electo de Colombia José Manuel Santos, y un largo etc. Figuran también, entre los agraviados, la Unión Europea y especialmente Israel, los gobernadores y alcaldes venezolanos opositores que le ganaron en las elecciones, intelectuales como Mario Vargas Llosa, etc. etc.

La observación de Morales Solá de que “los enojos y los retos eran un monopolio de la diarquía gobernante; es decir, de Néstor y Cristina Kirchner. Nadie más maltrataba ni insultaba” resulta familiar. También en Bolivia el conspicuo lenguaraz del Movimiento al Socialismo fue Evo Morales. Desde su curul parlamentario, despotricaba a diario contra la Embajada de los Estados Unidos, contra el gobierno, contra los otros partidos políticos y contra todo lo que le parecía que supuesta o realmente se oponía su primitiva visión política. Ya en el gobierno, Evo “no dejó títere con cabeza”. Siguió agraviando y ultrajando, cada vez a más personas, a otros presidentes, a instituciones, a organismos internacionales, a la cooperación exterior, a la iglesia, a los opositores, etc., en fin, a todo lo que le pudiera parecer como ajeno a su curioso “indigenismo socialista del siglo XXI”.

Se ve que este mal de insultar y calumniar, es contagioso. Ahora, en Bolivia, los segundones, lanza de ponzoña en ristre, pretenden abatir con calumnias a cualquier mortal que se atreva a pensar distinto, o que le caiga antipático al mandamás o a uno de sus acólitos preferidos con licencia… para vituperar. En verdad, los segundones, aun tan extremistas como el jefe, fueron inicialmente más moderados en el lenguaje y en el juicio, salvo algún pelafustán y tránsfuga que recaló en el MAS buscando probar su nueva lealtad. Pero, poco a poco, todos se contagiaron del mal del odio profundo que brota como denuesto sin destino. Ahora todos insultan todos mienten, todos calumnian, todos amenazan.

Hablar de los Kirchner, es hablar de Chávez, de Evo Morales y de los demás populistas que, en verdad, están en el camino de la dictadura.

El paralelismo es ostensible, y el insulto no cambia las realidades. Agraviando, la torpeza y la inmoralidad se hacen más visibles.


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